Se conoce como dependencia emocional al patrón continúo de necesidades emocionales insaciables, las cuales se intentan suplir de una forma considerada “fuera de lo convencional”. Dicho de otra manera, la dependencia emocional se da cuando una persona experimenta múltiples necesidades emocionales e intenta satisfacerlas de una forma nociva.
Según expertos en temas de la conducta, el origen de la dependencia emocional puede encontrarse en la infancia. Las personas que suelen convertirse en dependientes emocionales, casi siempre tuvieron relaciones disfuncionales con personas de autoridad, sufrieron abuso psicológico o físico o presenciaron casos de abuso de sustancias por parte de los padres. En ocasiones la dependencia emocional puede tener su origen en una inadecuada crianza o educación, en la cual no se satisfacen las necesidades emocionales del niño, lo que desencadena el patrón psicológico dependiente durante la edad adulta.
También existen casos de dependencia emocional provocados por una baja autoestima, es decir, por una percepción personal muy negativa que incluso afecta a las relaciones sociales. Además, tiene su origen en haber padecido chantaje emocional. Existen diferentes estilos de dependencia emocional o apego; la clasificación se establece acorde a la forma en que alguien se haya relacionado con la madre o cuidador principal durante la infancia.
Por otro lado, la dependencia emocional se produce cuando la persona tiene una serie de necesidades afectivas no cubiertas que intenta llenar a través de otra persona, normalmente la pareja.
La persona dependiente experimenta un sentimiento de vacío continuo, que necesita que el otro le satisfaga. Por esta razón, se vive en continua vigilancia para poder detectar cualquier señal que pueda indicar que la pareja pueda rechazarlo (a) o dejarlo (a).
Todo esto hace que quien es dependiente emocional, tenga ideas fuera de lo común sobre las relaciones convencionales, manejando conceptos más bien disfuncionales, donde prevalece sobre todo el agradar al otro y ser responsable de su bienestar.
Dependencia Emocional
El dependiente ha aprendido en su desarrollo emocional desde la infancia porque sus experiencias vitales han sido así, que se obtiene el cariño y afecto de los demás cuando cumplimos sus expectativas, y eso hace que se adquiera ese patrón de cubrir necesidades a través de la aprobación de los demás.
Es importante entender que también la soledad genera angustia y malestar y toda esta problemática hace que la persona dependiente sea mucho más vulnerable a síntomas o trastornos depresivos y de ansiedad, que generalmente suelen ser los síntomas que los llevan a consulta.
Por ejemplo, la desesperanza de sentirse incapaz de hacer las cosas por sí mismo y de necesitar a alguien constantemente al lado puede producir angustia, desasosiego y una profunda tristeza.
Quien es dependiente emocional también manifiesta una necesidad de tener localizada a su pareja en todo momento.
La dependencia emocional lleva a que la persona tenga un miedo intenso a ser abandonado, la imagen que tiene de sí mismo es negativa y devaluada, por tanto, existirán formas de pensar como el hecho de que puedan dejarlo o dejarla por otro o el sentir que no valemos.
La incertidumbre que produce el no saber dónde está y qué está haciendo la pareja se vive de una manera angustiosa e intolerable, desembocando en la obsesión por la separación e incluso la idealización de la pareja misma.
La persona dependiente idealiza al otro, es decir ensalza lo positivo viendo únicamente las cualidades; tienen una imagen de la pareja como si ésta fuera perfecta. Esto es algo peligroso porque significa que se ven a sí mismos como inferiores, y van a justificar los defectos o cosas mal hechas de la pareja, dándolas por válidas y aceptables, adoptando una postura de sumisión al otro que dañará la baja autoestima que ya se tiene.
¿Qué consecuencias tiene la dependencia emocional?
Algunas de las consecuencias más habituales que generan la dependencia emocional son las siguientes:
Deterioro continuo de la autoestima. Como se señalaba más arriba, la postura de sumisión frente al otro termina generando más sentimientos de vacío y de poca valía personal, el dependiente tiene un concepto de sí mismo negativo en este sentido, lo que hará que sufra por ello y que cada vez necesite más al otro para sentirse bien y satisfecho.
Lo más frecuente es que se den rupturas en las relaciones sentimentales por la dependencia, rupturas que propiciará la persona más sana de la relación, ya que el dependiente no suele salir de ese patrón por sí mismo.
Que se den rupturas hace que piense aún más que puede ser dejado fácilmente y que aparezcan sentimientos de culpa por sentirse totalmente responsable.
El dependiente experimenta una especie de adicción hacia la otra persona, que puede hacer que se olvide por completo de lo demás, incluso de familiares y hobbies, y se centre exclusivamente en la pareja para asegurarse de que todo va bien.
Es frecuente que se vea afectada la parte social, que vayan quedándose solos poco a poco, incluso que se pierda el interés por otras cosas porque se está demasiado centrado en la pareja.
Ansiedad, enfado, culpa, celos. Estas son algunas de las emociones más frecuentes dentro de la sintomatología del dependiente. La necesidad de control continua hace que se esté en un estado de alerta y ansiedad elevados, se da la frustración habitualmente porque las cosas no sean perfectas y el dependiente se enfadará consigo mismo.
Los celos como fruto de la inseguridad y falta de autoestima también son bastante comunes, con los problemas añadidos que generan en la relación de pareja.
Todo lo descrito hasta ahora puede desembocar en algún trastorno de ansiedad o depresivo; también en trastornos obsesivos, e incluso en el descontrol de impulsos tras la ruptura de la pareja, como puede ser por ejemplo el abuso del alcohol.
¿Cómo superar la dependencia emocional?
A la hora de llevar a cabo un tratamiento psicológico, el principal objetivo al que hemos de encaminarnos es la independencia, para lo cual será necesario aumentar la confianza en uno mismo, reforzando la auto imagen; entrenar en solución de problemas y una buena toma de decisiones encaminados a fomentar la autonomía y la sensación de auto eficacia.
Es necesario incrementar las habilidades de sociabilizar para ser independientes de los demás, es decir, ser capaces de decir no, de autoafirmarnos, de ver que podemos tener nuestro propio pensamiento y no por ello ser rechazados.
Cualquier terapia que busque reducir la dependencia emocional debe centrarse en que la persona:
- Reconozca el problema
- Entienda el origen de las emociones
- Se centre en su felicidad y aprenda del pasado
- Invierta tiempo en tu desarrollo personal
- Aumente y cuide la autoestima
- Aprenda a establecer relaciones de pareja sanas.
- Identifique y cambié las creencias erróneas sobre la pareja y las relaciones.
La dependencia emocional, es un estado que deja en posición de indefensión a quien la padece, produciendo mucho sufrimiento, por ello es necesario acudir a profesionales calificados para su abordaje y solución.
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