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Depresión en niños y jóvenes. ¿Qué hacer?

La situación que vivimos diariamente como sociedad se ha tornado complicada; la pérdida de trabajos, el cierre diario de negocios y el incremento de los índices de pobreza y delincuencia, se hacen presente en noticieros, pláticas de café y pláticas de sobremesa en muchos hogares. El ambiente que se vive al interior del entorno familiar y en general en la sociedad, ha generado una situación generalizada de estrés y depresión que ha venido desgastando lentamente a muchos, pero preocupa el caso de los niños y jóvenes.

Hoy más que nunca es necesario prestar atención a los menores y tener información necesaria para detectar cambios de conducta “anormales” entre los pequeños.

Es importante mantener los “canales de comunicación” entre padres e hijos abiertos y constantemente solicitarles información sobre cómo se sienten. Es difícil que un niño pueda expresar claramente sus sentimientos, cuando ni él mismo los entiende; sin embargo, hay que observar su comportamiento para tratar de advertir cualquier cambio inusual en su conducta. No obstante, los jóvenes tienen más facilidad de comunicar su disgusto o inquietud ante la situación, sin embargo, es muy común que la comunicación no fluya o incluso escondan sus sentimientos por múltiples causas, por lo que también es necesario estar al pendiente de cualquier cambio en los patrones de conducta que normalmente manifiesta dentro del hogar.

Ahora bien, ¿cómo identificar señales de estrés entre los menores?, desgraciadamente no existe un patrón conductual que podamos registrar y dar seguimiento; las señales de que algo anda mal suelen no ser las mismas para todos los niños o adolescentes. Sin embargo, para el caso de los más pequeños, es común observar retrocesos en su comportamiento, irritabilidad, mayor llanto y cambios en sus patrones de sueño, cambios en su digestión, se observa más retraído y se muestra más berrinchudo por mencionar algunos.

QUÉ ES LA DEPRESION? - Psicoterapeutas

Depresión en Adolescentes

En el caso de los niños más grandes y adolescentes pueden manifestar cambios muy claros en su comportamiento, como lo es el alejarse de las personas con las que normalmente convivían y más aun si se trataba de una personalidad extrovertida, a la que ahora ya no le gusta llamar o contactar a sus amigos. Otro claro indicador de que algo anda mal en los niños más grandes y adolescentes, es la pérdida de interés repentino en actividades que antes disfrutaba y las alteraciones del sueño también son indicador claro de que se puede estar entrando en un cuadro de depresión con consecuencias que pueden llegar a ser extremas.

Es común también que un joven que está transitando por un estado de depresión, manifieste cambios muy evidentes en su aspecto físico, en sus horarios de sueño, los cuales pueden ser de muchas horas o, por el contrario, escasos minutos o incluso puede hacer comentarios fuera de lugar, alusivos a la muerte. Ante una situación de este tipo es importante contactar al pediatra para el caso de los menores o al Médico especialista en el caso de los mayores; sin embargo, detectar depresión en niños y jóvenes no siempre es sencillo y más cuando el adulto en casa también tiene problemáticas similares.

Es necesario que como sociedad hagamos algo para poder mitigar esta nueva “Pandemia de depresión” entre niños y jóvenes; es necesario actuar en diversas vertientes, para hacerle frente a esta situación que ya empieza a afectar a la población. En la Universidad del Conde (UDC), estamos preparando más cursos y diplomados, así como incorporando algunas temáticas a los planes de estudios de la carrera de Técnico Superior Universitario en Consejería y Educador en estrategias de prevención de Conductas Antisociales, para poder brindar las herramientas necesarias a todos los consejeros y terapeutas que también se encuentran atendiendo y acompañando a los pacientes con estas problemáticas.

No obstante, volvemos a hacer espacial hincapié en la utilidad de que dicha carrera la cursen también profesionistas que tienen contacto con estos grupos de población, así como los mismos padres de familia, para que puedan detectar a tiempo situaciones como la que hemos descrito, así como prevenir conductas antisociales que puedan derivar más tarde en la comisión de delitos.

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