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Día mundial de la Asistencia humanitaria… un reconocimiento a nuestros consejeros

Por Arturo Conde Pérez.
Vicerrector de la Universidad del Conde

En el 2008 la Asamblea general de la ONU, declaró el 19 de agosto como el día Mundial de la Asistencia Humanitaria, en remembranza del atentado terrorista en esa misma fecha, pero de 2003, contra la sede de las Naciones Unidas en Bagdad.

Ese día se rinde homenaje a todos los trabajadores que dedican su vida a ayudar a millones de personas afectadas por desastres naturales, conflictos armados en el mundo y en general a las personas más vulnerables.

Esta última idea de “vulnerabilidad” me remite, y no puedo evitar hacerlo, a todas aquellas personas que también han perdido voluntad sobre su vida y están a la deriva viviendo un infierno a diario, tratando en primera instancia de sobrevivir y luego de intentar por lo menos, reconfigurar o crear una nueva vida; me refiero a quienes han caído en las “garras” de la adicción.

No puedo evitar pensar en todo ese “ejército de paz y buena voluntad” que también está conformado de “trabajadores humanitarios” y que también dedican gran parte de su tiempo, muchas veces sin ninguna retribución, a ayudar, orientar y acompañar a quienes hacen un gran esfuerzo por dejar aquello que los destruye pero que se impone sometiendo su voluntad y quebrantando su espíritu.

Esas personas, que también son héroes anónimos, encuentran su vocación de servir, como una forma de regresarle a la vida lo que ellos a su vez recibieron para poder volver a vivir de manera digna. Me refiero a los consejeros que día a día están presentes en los tratamientos y terapias de miles de personas que han caído en la desgracia por el consumo de sustancias prohibidas y lo que esto conlleva, como son las manifestaciones de las múltiples conductas antisociales.

A todos ellos y a quienes a diario se están preparando para obtener más y mejores herramientas que permitan enfrentar y prevenir las enfermedades mentales, Adicciones y conductas Antisociales, mi reconocimiento y el de ambas instituciones que represento, la Universidad del Conde y el Colegio Nacional de Consejeros, por esa noble labor que a diario realizan, la cual al igual que la de cientos de miles de trabajadores humanitarios alrededor del mundo que luchan contra la adversidad, como todos los del sector salud en medio de la pandemia, merecen nuestro reconocimiento y agradecimiento infinito por dignificar al ser humano y hacernos creer nuevamente que la bondad y el amor incondicional es el camino para un mundo mejor y que no todo está perdido.

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