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Higiene mental, una manera de prevenir Adicciones y conductas antisociales

Por Arturo Conde Pérez
Vicerrector de la UDC

Como parte de una comunidad académica cuya visión está enfocada a la prevención de las Conductas antisociales, necesitamos entender plenamente un concepto que por ser relativamente sencillo, a veces solemos restarle importancia, me refiero precisamente a la Prevención, entendida esta en nuestro “entorno académico” como la serie de acciones y actividades encaminadas a evitar que algo pase o se concrete, en este caso estamos hablando de diferentes padecimientos mentales y Adicciones.
No debemos de olvidar que la prevención es la primera y principal batalla que debemos de luchar para evitar que las cosas se le compliquen a nuestros pacientes.

Es en esa línea de reflexión y de acción, que como profesionales en el Área de la prevención de las Conductas Antisociales necesitamos hacer a diario, es necesario capacitarnos para brindar consejería que integre la “higiene mental” como un elemento necesario para mantener un “entorno sano” que prevenga problemas de salud mental, Adicciones y manifestación de múltiples conductas antisociales.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) una adicción es una enfermedad física y pisco emocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Es una enfermedad progresiva y fatal que se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales.

Una buena forma de evitar llegar a situaciones que generen Adicciones es precisamente fomentar la Higiene mental, entendida esta como un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad. Es justamente aquí donde tenemos que trabajar como consejeros, para prevenir situaciones que lleven a las personas a un estado de estrés, sufrimiento, ansiedad y muchas otras situaciones que generen una adicción y posterior manifestación de Conductas Antisociales. Es decir, nuestra labor no nada más es de acompañamiento sino de gestión para la prevención.

Debemos convertirnos en “agentes de cambio” que promuevan una “higiene mental” entre la comunidad, como un camino indispensable para la prevención. No es una tarea fácil ya que implica generar acciones que creen entornos y condiciones de vida que propicien la salud mental y permitan a las personas adoptar y mantener modos de vida saludables. Se trata también de aumentar las posibilidades de que más personas tengan una mejor salud mental.

Algunos ejemplos de casos concretos en los que podemos involucrarnos como profesionales y fomentar una higiene mental, son la gestión para que tanto en el hogar como en las escuelas se tengan las condiciones necesarias para atender las necesidades de educación, nutrición y seguridad que formen un entorno saludable para los niños.
Otras acciones pueden ser la gestión e implementación de programas de desarrollo infantil, gestión en instituciones crediticias para que los padres cuenten con las condiciones mínimas indispensables para criar en un ambiente sano a sus hijos, diseño de programas para la prevención de estrés en el trabajo, gestión y fomento de políticas de vivienda digna y programas de reducción de pobreza, entre otros tantos.

En todos estos casos, con nuestra participación, estaremos actuando como agentes de cambio que promuevan una mejor “Higiene mental” y con ello estaremos incidiendo en el campo de la Prevención de las conductas antisociales, para lo cual nos estamos preparando.
Así de importante y así de amplio es el campo laboral de un TSU en Consejería y Educador en estrategias de prevención de Conductas Antisociales. Así de trascendente es lo que se espera de ustedes queridos alumnos de nuestro programa de TSU.

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