Por Arturo Conde Pérez.
Entendemos por Conducta Antisocial a una serie de actos que infringen las reglas o normas sociales y que de alguna manera afectan a los demás, independientemente de su gravedad o de las consecuencias que a nivel jurídico puedan acarrear.
Estas conductas pueden variar en su gravedad, cronicidad y frecuencia de presentación, e incluyen una diversa gama de comportamientos que en algunos casos son considerados como delictivos, como puede ser el vandalismo, robo, piromanía o hasta asesinatos.
También existen una variedad de conductas consideradas como “antisociales” no delictivas, como las acciones agresivas, mentiras, absentismo escolar, falsificación de notas, fumar, beber alcohol, fugarse de casa y otras con una mayor repercusión social y a nivel de la salud, cómo lo es el consumo de sustancias prohibidas.
Diferentes estudios que se han realizado para entender más sobre la relación entre las Conductas Antisociales y las Adicciones, demuestran que efectivamente hay una estrecha relación entre un mayor y más frecuente uso de sustancias prohibidas y una mayor presencia de conductas Antisociales. Estos mismos estudios señalan que en las mujeres es todavía más alta esta correlación entre conductas antisociales y Adicciones que en los hombres.
Debemos dejar muy en claro que las conductas antisociales presentan diversas consecuencias; primero, para el adolescente agresor que a corto plazo le puede significar una pérdida de amistades, e incluso ser suspendido o expulsado de su escuela, mientras que, a largo plazo, una parte de los niños y adolescentes con conductas antisociales llegados a la adultez, suelen continuar con problemas de adicción.
Las conductas antisociales tienen que ser identificadas desde temprana edad y atenderse las causas; no obstante las conductas antisociales de aparición tardía (después de la adolescencia) presentan una gran predisposición para el uso y abuso de sustancias.
Los Profesionales de la Salud (médicos, psiquiatras, psicólogos, enfermeros, etc.) que atienden de alguna forma ya sea directa o indirecta a niños y jóvenes, deben de contar con una capacitación básica que les permita identificar los “focos rojos” conductuales y remitir a la persona con un profesional, esto de alguna manera tendría que impactar de manera positiva directamente en la disminución de los índices de Adicciones entre la población.
Todos estos profesionales de la salud y otro tipo de profesionistas cuya labor tenga que ver con niños o adolescentes, también pueden cursar la carrera de Técnico Superior Universitario en Consejería y Educador en Estrategias de Prevención de Conductas Antisociales que ofrece la Universidad del Conde y posteriormente ser parte del Colegio Nacional de Consejeros , pues aunque su formación profesional les permite visualizar otra perspectiva de la problemática, la formación específica en Consejería faculta su intervención y se convierten en Profesionales y Consejeros con un enfoque especial para generar estrategias para la prevención de las Adicciones, a partir de la detección temprana de conductas antisociales.
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