Los padres de familia tienen una labor trascendental en la formación de sus hijos y esta es la de ser guías morales, pero además son formadores de vida y sobre todo son responsables directos en la identificación de las primeras manifestaciones de conductas antisociales entre sus hijos, entendidas estás cómo aquellas que impliquen una infracción a las reglas o normas sociales. La importancia de esto deriva precisamente en el hecho de que las conductas antisociales suelen ser “la antesala” en la comisión de algún delito.
Si bien es cierto que los hijos “no nacen con un instructivo para educarlos”, hay acciones que forman parte del sentido común y que han sido base de la educación en familia por siglos, como las reglas de convivencia, la comunicación y las restricciones temporales de beneficios, a manera de correctivos.
Sin embargo, hoy en día nos enfrentamos a una generación que no suele escuchar consejos y menos cuando estos se refieren a épocas pasadas.
Aunque nos duela reconocerlo, hemos educado a una generación de jóvenes que sienten que todos sus deseos tienen que ser cumplidos en su tiempo y forma. Si a esto le sumamos también el papel que la tecnología ha jugado como un nuevo elemento “educacional”, es definitivo que podemos distinguir muchos beneficios, pero también a un alto costo, ya que la “sobre exposición de información “ de todo tipo y sin ninguna restricción, ha traído entre muchas otras cosas, la configuración de un modelo de vida entre los jóvenes, que no distingue el factor formativo asignado al rol generacional, es decir, los mayores de edad en muchos casos ya no son vistos como personas con un mayor grado de sabiduría para dar consejos y educar, por el contrario, esos conocimientos adquiridos por la edad, son generalmente vistos por los jóvenes como obsoletos y superados en muchas ocasiones por la tecnología misma.
Lo anteriormente expuesto, ha afectado en el papel tradicional de educadores que los padres siempre han tenido, al menos en núcleos familiares “funcionales”, por lo que la identificación de las conductas antisociales se ha complicado cada vez más y ahora más que nunca se sabe qué hay que estar bien informados para saber identificarlas a tiempo y actuar en consecuencia.
Como padres es necesario buscar información seria que nos permita identificar factores de riesgo entre nuestros hijos, que puedan condicionarlos u orillarlos a desarrollar conductas antisociales.