Por Arturo Conde Pérez
Presidente del Colegio Nacional de Consejeros
Quisiera compartirles a ustedes, queridos lectores, una breve reflexión personal de lo que para un servidor significa la Ética y la Moral en términos generales y sobre todo reflejada en las relaciones laborales y de amistad, evidentemente desde mi propia experiencia y sin afán o pretensión de dar en estas líneas una clase de filosofía ni nada por el estilo, sino más bien para reflexionar, junto con ustedes, de qué manera hemos ido perdiendo la visión de la ética y la moral como sociedad y sobre todo en la amistad.
Hagamos pues una pequeña reflexión juntos. Vamos a comenzar por una breve definición de dichos conceptos.
Ética y moral son dos términos que solemos escuchar en muchos ámbitos, en diferentes situaciones y a lo largo de toda nuestra vida. Ambos son conceptos inculcados en familia. Prácticamente desde que inicia nuestra educación formal. Es la moral la que desde pequeños y por conducto de nuestros padres, fija los límites de nuestro comportamiento para no dañar a nadie y por el contrario servir siempre al prójimo.
Dicho de otra manera, La moralidad se refiere a las normas y valores sociales que guían a las personas y su interacción con el prójimo, las comunidades, y su entorno. Mientras que la ética es un análisis sistemático y crítico de la moralidad, de los factores morales que guían la conducta humana en una determinada práctica o sociedad.
Por otro lado, La ética puede ser observada en nuestra vida cotidiana en todos los actos, decisiones y comportamientos con los que nos conducimos, bien sea en el trabajo o la escuela, en la forma en que nos relacionamos con nuestros seres queridos o con las demás personas.
Ahora bien, La amistad es uno de los mejores valores éticos, ya que propician y fomentan todo tipo de demostraciones de preocupación por la otra persona. La ética en la amistad requiere de lealtad, honestidad, integridad, respeto entre otros valores que hacen una unión muy estrecha y fortalecida.
Me parece que como sociedad hemos ido confundiendo todos estos términos y hemos pasado de un sentido de colectividad en el que la ética y la moral son fundamentales, a uno totalmente individualista, en el que al no importar el bienestar de mi semejante, casi “en automático”, la ética y la moral pierden su sentido.
Mis padres provienen de una generación en la que los valores se catalogaban como “entendidos”, por lo que en aquel entonces se hacían tratos “de palabra” o con un simple apretón de manos. Eso fue lo que nos inculcaron y me parece increíble que no nada más las “nuevas generaciones” sino algunos personajes de una edad ya más cercana al concepto de “adulto joven”, se comporten de una manera en donde lo que menos importa son los valores y la ética, con tal de conseguir beneficios personales.
Creo que la pérdida de valores y el sentido distorsionado de la ética es un cáncer que ha ido acabando con la sociedad poro a poco.
Esa falta de respeto que tenemos con las cosas, los trabajos, los tratos, las profesiones, las personas y hasta con nuestro planeta, está consumiéndonos como sociedad.
Ahora bien, La amistad es uno de los mejores valores éticos, ya que propician y fomentan todo tipo de demostraciones de preocupación por la otra persona. La ética en la amistad requiere de lealtad, honestidad, integridad, respeto entre otros valores que hacen una unión muy estrecha y fortalecida.
Me parece que como sociedad hemos ido confundiendo todos estos términos y hemos pasado de un sentido de colectividad en el que la ética y la moral son fundamentales, a uno totalmente individualista, en el que al no importar el bienestar de mi semejante, casi “en automático”, la ética y la moral pierden su sentido.
Mis padres provienen de una generación en la que los valores se catalogaban como “entendidos”, por lo que en aquel entonces se hacían tratos “de palabra” o con un simple apretón de manos. Eso fue lo que nos inculcaron y me parece increíble que no nada más las “nuevas generaciones” sino algunos personajes de una edad ya más cercana al concepto de “adulto joven”, se comporten de una manera en donde lo que menos importa son los valores y la ética, con tal de conseguir beneficios personales.
Creo que la pérdida de valores y el sentido distorsionado de la ética es un cáncer que ha ido acabando con la sociedad poro a poco.
Esa falta de respeto que tenemos con las cosas, los trabajos, los tratos, las profesiones, las personas y hasta con nuestro planeta, está consumiéndonos como sociedad.