Por Arturo Conde Pérez
Vicerrector de la UDC
Hace unos meses, quizás en el inicio de la pandemia, me recomendaron un libro bastante interesante que aborda de una manera clara y reveladora, las diferentes profesiones que por múltiples causas es posible que desaparezcan en los próximos años.
Definitivamente es un tema que se puede abordar desde múltiples ángulos y analizando diferentes contextos para entender qué es lo que está pasando.
Gran parte de esta situación que ya estamos viviendo, se debe al avance tecnológico en que hemos estado inmersos en las últimas décadas, que dicho sea de paso, en los últimos años ha avanzado a pasos agigantados, para bien y para mal. De qué otra manera podemos explicar el angustiante calentamiento global a consecuencia del avance tecnológico, frente al sorprendente periodo de tiempo en el que múltiples farmacéuticas encontraron una vacuna contra el Covid-19. Así de contrastante e irónico ha sido el avance tecnológico, supuestamente en favor de la humanidad.
El hecho es que tanto la automatización de diferentes procesos, como el avance de múltiples plataformas sobre las que descansan diferentes prácticas laborales, alineadas con la implementación de diversas herramientas que llegaron para quedarse y facilitar el trabajo, han dado como resultado mayor productividad pero en muchos casos en perjuicio de la fuerza laboral inmersa. Dicho de otra manera, la tecnología y en concreto la automatización han suplido la mano de obra, con la consecuente utilidad para dueños de empresas y en detrimento de quienes llevaban muchos años realizando diferentes labores.
No todo es culpa de la tecnología; múltiples avances se han dado en cuanto a esquemas de producción, Logistica, normativa, organización, control y muchas otras áreas que han implementado diferentes teorías o tendencias laborales que han significado mayor eficiencia y eficacia, con menor mano de obra.
No obstante, todo parece indicar que los trabajos que mejor resistirán los avances tecnológicos, serán aquellos centrados en el conocimiento, la subjetividad y el valor humano. Un claro ejemplo de esto son los trabajadores sociales, los profesionales de la salud, artistas y todas aquellas personas que le den un seguimiento a los cambios de comportamiento que inciden en la salud física y mental.
En concreto, la lectura del libro en cuestión me hizo reflexionar sobre la naturaleza de la labor realizada por un consejero y ratifiqué la gran importancia que hoy en día tiene su actividad profesional, en favor de la sociedad, pero también pude concluir que su existencia a futuro será de gran importancia para la sociedad.
La anterior reflexión la hice basado en el análisis que brinda como conclusión la gran utilidad que para la humanidad tendrá el mantener la salud mental en óptimas condiciones, para el logro de cualquier objetivo en común que como humanidad queramos alcanzar. Es decir, me parece que la labor de un buen consejero en el ámbito de la prevención de las conductas antisociales, siempre podrá justificar la utilidad de su existencia.
